PREPARANDO EL FONDO Y PRIMERAS PRUEBAS
Aún sin un diseño definitivo, empezamos a poner plantar vías ROCO LINE con balasto para realizar las primeras pruebas y tener en cuenta las dimensiones y las medidas, hasta donde llegaban las curvas, que radio podíamos usar, etc.. Cuando iniciamos esta nueva etapa de la maqueta, ni recordábamos ni teníamos el programa original que usamos 10 años antes para el diseño de la misma. Así que toda idea se plasmaba primero en un papel y después sobre la maqueta corrigiendo continuamente los errores a los que los enfrentábamos. El hecho de usar vías de geometría fija ( las que teníamos por casa ), nos obligaba a un diseño muy cuadriculado, que en ocasiones no encajaba. Aunque en un principio planteábamos la idea que fuera al menos una línea principal con un apartadero, al final y para simplificar decidimos dejarla en una única vía. Si bien al final tendría un desvío para ir a una zona que usábamos en ese momento como zona de clasificación. Esta zona de clasificación estaba formada por vías ROCO GEOLINE y sin ningún tipo de diseño. Nos servía para tener gran cantidad de material clasificado disponible y siempre a mano para hacer las composiciones. En realidad no se trataba de una zona de la maqueta, sino más bien un lugar donde tener el material a mano y clasificado, una estación oculta o fantásma, pero que no era ni oculta ni fantasma. Una vez comprobadas las circulaciones y viendo que no daba ningún problema, y que podíamos montar y desmontar con relativa rapidez los dos módulos que hacían de puente hacia la maqueta principal iniciamos la colocación del fondo. Para ello utilizamos un listón que iba de pared a pared y sobre ese listón, preparamos dos planchas de madera que serían el fondo de la maqueta.
Una vez comprobamos que la estructura del fondo era firme y encajaba perfectamente, procedimos a pintar el cielo. Para ello, usamos sprays de pintura, un azul cielo y un blanco para simular las nubes. Una vez secos los volvimos a instalar en la maqueta.